Existen diferentes niveles de
inversionistas pero el nivel de mediano y largo plazo es el mas viable,
coherente y factible en nuestro medio. El fundamento de un inversionista de
mediano y largo plazo, es estar conciente de la necesidad de invertir, estar
involucrado activamente en sus propias decisiones de inversión. Establecen un
plan que les permitirá alcanzar sus objetivos financieros, se informan de
expertos en las diferentes etapas de su proyecto y aprovechan los instrumentos
que les ofrecen ventajas fiscales. No esperan el “gran negocio de su vida”. Se
enfocan en crear su propio sistema, desde pequeñas inversiones hasta establecer
las cadenas productivas que dan vida a su proyecto. Claro esta, el miedo y las
dudas solo atrasan el camino, por lo tanto, el espíritu inversionista se
fortalece iniciándose no solo pensando, recordemos que una gran realidad en el
mundo de los negocios es que “quebrar es momentáneo” y la pobreza es eterna.
Una actividad típica para emprender el camino de un inversionista de mediano y
largo plazo, es la producción y comercialización de fruta tropical procesada.
Proyecto que se inicia desde sembrar los cultivares de frutales hasta vender el
producto en los supermercados. Estudios publicados por la FAO nos dan una guía
para tomar de referencia en la producción de fruta procesada.
El instituto San andres y el Vivero
San Andres tienen en su actividad programática, el decir, hacer y ser un camino para esta estrategia, el
Vivero desde generar las plántulas hasta
establecer los cultivares y el Instituto con el fundamento técnico de las
buenas prácticas en producción con el bachillerato agropecuario y en el manejo de alimentos,
procesamiento y conservación, se logra a
través del bachillerato en turismo, además se maneja la filosofía de la
sinergia entre las antiguas y actuales generación de enfocar esfuerzos por la
conservación ecológica, seguridad alimentaria y capital humano
Primeramente podemos lograr ingresos
desde los dos años, tres años; dependiendo de la fruta que manejemos y
continuar perfeccionando la comercialización por muchos años y así tipificar la
inversión de mediano y largo plazo (fijar marca). Desde el nivel meta que nos
propongamos para distribuir nuestro producto, también podemos tipificar la
producción para: autoconsumo, consumo comunitario, comercialización a pequeña
escala, comercialización a nivel nacional y regional y el comercio de
exportación. Aquí es donde entra el espíritu empresarial del inversionista que
lo diferencia del simple comerciante, el primer paso es realizar los cultivares
de frutales rústicos o sea frutales tropicales que sin mayor atención desde los
cuatro años nos estarán produciendo frutas en cualquier tipo de terreno y esta fruta la procesamos ya sea
deshidratada, preservada, en jaleas, dulces, salsas, mermeladas o embasadas, en
harinas entre otras formas de comercializarlas, estaremos en capacidad de
abastecer el mercado durante todo el año y no solo cuando se genera la cosecha.
Entre los frutales promisorios tenemos:
el nance, el guayabo, el marañon, la paterna, el morro, el arrayán, el mamey,
el ojushte, el palo de pan, el achiote, el marañon japonés, el mamoncillo entre
otras bondadosas especies tropicales.
Uno de los aspectos más importantes
relacionados con el desarrollo de una actividad agroindustrial, de la escala
que sea, es el de la comercialización. Las conservas, los jugos y pulpas en
botella, las mermeladas, las salsas, las harinas, los preservados, son
materiales que tienen una duración muy prolongada y que nunca debieran ser
inferior a un año (periodo que tarda cada cosecha). Los productos deshidratados envasados en
plásticos flexibles, si son adecuadamente protegidos de la luz, la humedad y la
alta temperatura tienen también una duración de 12 meses. Como hacerlo y quien
lo hará? No es ningún problema la tecnología, los insumos y personas
especializados en estos procesos abundan en nuestro medio. En la etapa de
establecer el cultivar y manejarlo, la mayoría de campesinos tienen sabiduría
para realizarlo y se optimiza bajo la dirección de un técnico que les
establezca una bitácora de las faenas principales y esto genera un invaluable
valor agregado y el cual generarle trabajo a la mano de obra empírica y que con
capacitación modular acelerada enfocada en la practica de los fundamentos
específicos de la actividad se consolida en busca de la productividad y en la
etapa de procesamiento y comercialización es fundamental el aspecto cualitativo
y cuantitativo. Significa someter el producto al juicio del consumidor exigente
que tiene capacidad de discriminación por estar sometido al bombardeo
permanentemente de diferentes productos, marcas, proveedores. Por lo tanto, se
debe estar conciente de enfrentar el mercado con un criterio de marketing
comercial y con un criterio técnico profundo, poniéndole buena dosis de
creatividad; envases, sistemas de control y si es posible certificación de
calidad (ISO) mas acucioso, distribución oportuna y por sobre todo continuidad
en el mercado.
Todos estos aspectos son de vital
importancia si se desea convertir esta actividad en un negocio productivo a
largo plazo. La distribución oportuna implica el concepto de momento adecuado
para que la demanda justifique el esfuerzo comercial y la continuidad es indispensable
para acostumbrar al consumidor al producto. De nada sirve un producto estrella
que llega en un momento inadecuado o que no es constante en el mercado si no
que aparece y desaparece continuamente.
La megatendencia es el producto
natural sin adictivos químicos y lo artesanal saca ventaja de este aspecto, en
competencia de las industrias mundiales totalmente mecanizadas y ese
sentimiento de lo natural sinónimo de artesanal en complicidad con el TLC,
podemos incursionar en los mercados mundiales y además estará brindando
fortaleza al agroturismo y la conservación ecológica para las nuevas
generaciones. El crecimiento de la iniciativa dependerá del trabajo, es
esfuerzo y el interés (pasión) con que se maneja la actividad.
Ing. Mariano Villatoro