La forma más elegante
de establecer fronteras entre nuestra propiedad y la del vecino o entre áreas
de nuestra propiedad para formar jardines escondidos son los setos y
especialmente las vallas con enredaderas con atractivos follajes y vistosas
flores. Existen enredaderas que no necesitan cuidados especiales y ni regarlas
en verano, pero que le generan una dimensión de buen gusto, saludable y
atractivos muros vivos, siendo tan eficientes que superan a un muro inerte o céreos
muertos. El prototipo de estas enredaderas es la pachistache, la pauciflora, la
tumbergia grandiflora, las diversas veraneras, la falsa uva, la Allamanda
amarilla y la Allamanda morada; todas ellas forman una barrera impenetrable y
además generan un paisaje atractivo y muchas de ellas con bellas flores que
constituyen mosaicos que animan las ganas de vivir cérea de ellas y darle un
toque de primer mundo a nuestro entorno. Convirtiéndose en el imán para atraer
los más delicados gorriones y otras aves que se deleitan con el néctar de las
flores o como hospedadero que fabrican el mejor hotel para las aves silvestres
que de otra forma nunca podríamos convivir tan cercanamente y casi poseerlas
para darle un toque de significado a nuestras efímeras vidas.
Nadie puede negar que
entrar a un lugar enmarcado con guirnaldas de flores donde sus visitantes
continuos sean mariposas de diversos colores jugueteando entre la flores o
colibríes haciendo sus movimientos peculiares de flor en flor le fabrican un
estadio emocional indescriptible de satisfacción que hasta las deudas y
problemas se le olvidaran y entrara en una mentalidad, generando pequeñas podas
o inducción de las enredaderas para darle existencia a las figuras más
apropiadas a su imaginación haciendo un balance entre la realidad y la
imaginación de logros y felicidad saludable.
Ing. Mariano Villatoro
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