martes, 27 de marzo de 2018

Celebremos el Día Mundial de la Tierra




En función de este esfuerzo el Vivero San Andrés y la comunidad del Instituto San Andrés, están produciendo masivamente arbolitos forestales y frutales, los cuales están disponibles al público a precios simbólicos en función de su tamaño y especie, especialmente a interesados que las reserven o compren antes del 22 de abril, el día mundial de la Tierra, y así no hay excusas de que no sembramos porque no hay plantas o por el precio. Tel: 2305-0871 y 2305-2306

Desde 1970 se estableció que el día mundial de la tierra es el 22 de abril. Fecha propicia para reflexionar sobre las bondades de la tierra y para crear conciencia de la corresponsabilidad que tenemos todos los humanos en la generación de grandes problemas que degradan o transforman a nuestra casa mayor, la Tierra, tales como la superpoblación, la contaminación con líquidos, sólidos, gaseosos y electromagnéticos, la conservación de la biodiversidad entre otras preocupaciones ambientales para proteger la tierra.
Todos debemos proteger y no destruir nuestro patrimonio universal, aunque pequeñas decisiones salidas desde nuestra interioridad donde existen los valores humanos, son la rutas a seguir, como no contaminar, sembrar arbolitos, proteger la vegetación existente, para evitar el cambio climático, limpiar el aire del carbono, generar oxigeno que respiramos entre otras bondades de las plantas y que es el área en las cuales los salvadoreños debemos participar como “mandato” existencial y lograr un ecosistema sostenible, agradable y saludable. Así estaremos alineados en función de la sensibilidad pretendida en las cumbres mundiales sobre el medio ambiente de Estocolmo, de Rio y Kioto; entre otros grandes esfuerzos por concientizar y testimoniar en participar en soluciones para proteger a nuestra madre tierra o planeta tres.  
Entonces lo importante es convertirnos en reflexivos cada uno de nosotros entorno de que estamos haciendo y que debemos hacer para cuidar nuestra casa mayor o sea el planeta tierra. Lo más fácil es crear falacias como: “no tengo tiempo para eso”, si todos sabemos que el tiempo ya estaba cuando nacemos y aquí quedara cuando muramos o fortaleciendo el concepto que “el universo es tan grande por nuestra pequeñez”. Lo que debemos hacer es buscar una armonía entre nuestra existencia y la tierra, indefectiblemente entrar en armonía con el universo, porque realmente somos parte  de él y en la medida que reflexionemos armónicamente nos daremos cuenta que nadie puede existir por nosotros con nuestros sueños e ilusiones y gozar de nuestros momentos de felicidad en este planeta tres. Desde las aspiraciones humanas el planeta se está degradando aceleradamente y todos nos debatimos en la incertidumbre de que es lo que debemos hacer o quién es el culpable de tal o cual desgracia. Por lo tanto debemos de reflexionar en darle vida y belleza a nuestro entorno entrar en una misión de proteger la tierra en función de la calidad de vida de los humanos actuales y las futuras generaciones enterrando el merecimiento personal o el aislamiento voluntario. Siendo una actitud conservacionista sembrando plantas personalmente o por compromisos de la responsabilidad social fomentando proyectos de financiar cultivares de árboles o plantas, que son las maquinas de dar oxigeno, fuentes de toda medicina y la seguridad alimentaria en la búsqueda de crear ecosistemas propicios para la vida humana en compensación del deterioro que se genera en busca de los avances tecnológicos o la decidía de muchos habitantes que su fortaleza es convertirse en victimas y desamparados creando un caos de las bondades de nuestra madre tierra. 
Nosotros los salvadoreños contamos con una enorme riqueza de plantas que felizmente se desarrollan sin demasiados cuidados y que nos permiten ayudar a la madre tierra para que sea la causa deseada y que a la vez sea un ecosistemas abundante de la biodiversidad tropical en plantas y animales con una abundante fuente de alimentos y punto de reflexión, inspiración, emprendedurismo e innovación entorno de armonizar con nuestra madre tierra. Por ejemplo sembremos bastiones autóctonos como: matasano, quebracho, chaperno, Maquilishuat, ojushte, tempisque, güiligüiste, chaya, bario, San Andrés, pulcherrima, pacún, mango, zapotillo, guapinol, Philodendros, quiebramuelas, cacao, madrecacao, Plumeria, marañón, achiote, arrayán, caimito, caoba, cedro, carreto, cincho, ceiba, guachipilín, leucaena, Jacaranda, loroco, magnolio, manzana rosa, papaturro, pepeto, volador entre otra infinidad de bondadosas especies tropicales, de tal forma que seamos conducentes a esa tierra prometida para nuestros descendientes o sea la búsqueda de un paraíso formado por bosques y cascadas y alejarnos del espectro de un desierto o muerte de los humanos.
 Actividad excelente para cumplir la Responsabilidad Social Empresarial.      




Ing. Mariano Villatoro

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