sábado, 8 de agosto de 2015

Fabriquemos Nuestro Fertilizante


Un rubro en el universo de las plantas es su demanda de nutrientes y el problema es que tendríamos que estar invirtiendo frecuentemente en fertilizantes. El nitrógeno lo obtienen las plantas en forma natural de la descomposición de los desechos de animales y de los vegetales además de la simbiosis con el rizobium; mientras que el fosforo y el potasio lo obtienen de las rocas y sales.
La fuente de materia orgánica más antigua que la humanidad ha utilizado para abonar las plantas es el estiércol de los animales, existen tratados desde hace 400 años antes de Cristo.
Una fuente promisoria para obtener nutrientes del estiércol para los cultivares es el generado por las granjas de: Cerdos, conejos y aves. En el Instituto San Andres, aprovechamos el estiércol generado en las granjas para mezclarla en cámaras o fosas en el suelo con capas de biomasa vegetal y capas de tierra, para equilibrar el nitrógeno con el carbono y evitar los malos olores.
El estiércol, como toda materia orgánica, aporta al suelo estructura, capacidad de retención de agua y nutrientes y las unidades fertilizantes liberadas cuando este se mineraliza.
Además contribuye a que los microorganismos del suelo mantengan una población aceptable (Un suelo sin vida microbiana es un suelo muerto). 
Sin importar que sean frutales, ornamentales o forestales. Sabemos que los macro nutrientes de las plantas que obtienen del suelo son el nitrógeno, fósforo y potasio, pero además las plantas requieren de una amplia variedad de micronutrientes. Es en función de este hecho que al aprovechar la biomasa generadas por los vegetales es una excelente alternativa, especialmente que sabemos que todo lo que consume una planta en su vida, lo devuelve al descomponerse y que puede ser aprovechado por las plantas vivas o sea nuestros jardines o cultivares. Toda la biomasa de las hojas de los árboles, del corte de la grama, los vegetales sobrantes de la cocina como las verduras, ramas y troncos generados en la poda, las frutas y especialmente las cáscaras de las frutas o semillas entre otros promisorios fuentes de insumos que pueden ser aprovechados como una solución al proceso de fertilización  de nuestras plantas; especialmente del jardín, del huerto casero o del jardín comestible.
Técnicamente a esta práctica se le llama compostaje; el cual es el proceso biológico aeróbico, mediante el cual los microorganismos actúan sobre la materia biodegradable, convirtiéndola en abono excelente para la agricultura. El compost es un nutriente que mejora la estructura del suelo y ayuda a la absorción de agua y nutrientes para las plantas.
Si consideramos el caso de cada casa solo basta separar los componentes de la basura y lo uniríamos  a la biomasa generada en el jardín y echarla en capas en una cámara u hoyo en una esquina del jardín, del cual se obtendrá el fertilizante para las plantas; como la transformación no es instantánea, es conveniente, hacer dos o tres huecos o cámaras, para aprovecharlas  a diferentes épocas o sea mientras dura la transformación en una cámara, se está cosechando el material de las otras.
Las propiedades sobresalientes del compost; tenemos: Mejorar las propiedades físicas del suelo. La materia orgánica favorece la estabilidad de la estructura de los agregados  del suelo agrícola, reduce la densidad  aparente, aumenta la porosidad y permeabilidad y aumente su capacidad de retención de agua en el suelo. Se obtienen suelos más esponjosos y con mayor vida.
Mejora las propiedades químicas. Aumenta el contenido en macronutrientes NPK y micronutrientes, la capacidad de intercambio catiónico ( C.I.C ) y es fuentes y almacén de nutrientes para los cultivos.
Mejora la actividad biológica del suelo.
Actúa como soporte y alimento de microorganismos ya que viven a expensas del humus y contribuyen a su mineralización.
La población microbiana es un indicador de la fertilidad del suelo.
En general, el aprovechar como fertilizante los desperdicios caseros  biodegradables, generarían directamente enormes beneficios económicas y ambientales, además estaríamos sembrando una cultura de sostenibilidad ecológica y evitaríamos directamente la problemática de la contaminación ambiental y disminuiríamos los conflictos que surgen en los emblemáticos rellenos sanitarios ó basureros colectivos.







Ing. Mariano Villatoro
      
          


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