sábado, 22 de agosto de 2015

Bondades de la Flora Autóctona


“Apreciemos lo nuestro y fortalezcamos nuestra identidad”
Siempre existen grandes tesoros a la vista, pero que muchos no pueden ver y uno de ellos es lo promisorio de la flora autóctona que fomenta un círculo virtuoso.
Una de las mayores riquezas que la naturaleza nos brinda a los salvadoreños es la biodiversidad existente en el trópico y especialmente las múltiples especies de la flora consideradas como autóctonas. Las cuales solo esperan que las apreciemos, manejemos y multipliquemos en función de nuestra creatividad y necesidad. En la actualidad que esta agarrando auge el concepto de ecoturismo y la facilidad de divulgación planetaria a través de la Internet, es fácil establecer  nichos económicos  desarrollando proyectos eco turísticos en función de la flora autóctona, que además de convertirse en un atractivo para turistas del primer mundo es bondadosamente fácil de manejar, pues las especies autóctonas son propias de estas regiones y de mayor capacidad de sobrevivencia en las diferentes situaciones de tierra, topografía y clima, a diferencia de las especies exóticas o traídas de otras regiones que con un pequeño desbalance de precipitación anual o temperatura mueren. Ahora bien las bondades de la flora autóctona nos permite establecer estampas propias de nuestra naturaleza tropical, con la garantía  de retornar la fauna silvestre a nuestros ambientes autóctonos de la vida más allá de la ciudad. Entre estas bondadosas especies tenemos: el Ojushte, el cacao, el Chaperno, el quebracho, el tamarindo,  el matasano, la caliandra, el Pacun, el mamoncillo, papaturro, san andres, jacaranda, el zapotillo, el mangollano, el achiote, la alocacia, los Philodendros, la pacaya, el suncuyo, el memble, la funera, el morro, el madrecacao, la leucaena, el paterno, el pepeto, el marañón, el nance, el aceituno, la plumeria, el manzano rosa, la guayaba, el arrayán, el volador, el palo colorado, el carreto, el guanabo, el bario, el maquilishuat, el nacaspilo entre otras infinidad de especies autóctonas o que por su adaptabilidad excelente a nuestro medio o sea mesoamerica son bastiones para cultivarlas en forma decorativa que atraerán a los turistas extranjeros del primer mundo para apreciar las estampas de flora, fauna y costumbres inmersos en el ambiente mesoamericano. Solo basta plantar adecuadamente sectores de un pequeño terreno con senderos funcionalmente  conectados con pequeñas  glorietas y bordeados  de heliconias, helechos, de chaya, quina, quequeisque  entre otras bondadosas especies autóctonas que brindan belleza, alimento, maderas, floraciones y follajes únicos, además de brindarnos oxigeno, filtración del agua lluvia al subsuelo, absorción de carbono y evitar en general el recalentamiento del planeta. Pero aun mas importante es que la ejecución de estos proyectos en terrenos aparentemente inservibles  se puede convertir en una  floreciente fuente de ingresos y para muchos es fabricar su propia jubilación en armonía con la naturaleza y la existencialidad  del planeta y si comienza con plantas autóctonas el éxito está asegurado y paulatinamente puede incorporarle plantas exóticas que el sistema exija para darle un toque universal al sistema de sitios trascendentes  o referentes en el país  y la región mesoamericana.
Si se siembran las fuentes de alimentos de las aves  ellas regresaran y se multiplicaran  en su granja  o finca ecológica, las bromelias y las orquídeas se multiplicaran en los quebrachos, ceibas, morros o carretos; el tepezcuintle se encontrara  con sus manjares si encuentra semillas de matasano, ojushte y así sucesivamente todos los actores de la fauna y flora autóctona se multiplicaran y usted se sentirá realizado. No lo dude!!!





Ing. Mariano Villatoro

sábado, 8 de agosto de 2015

Fabriquemos Nuestro Fertilizante


Un rubro en el universo de las plantas es su demanda de nutrientes y el problema es que tendríamos que estar invirtiendo frecuentemente en fertilizantes. El nitrógeno lo obtienen las plantas en forma natural de la descomposición de los desechos de animales y de los vegetales además de la simbiosis con el rizobium; mientras que el fosforo y el potasio lo obtienen de las rocas y sales.
La fuente de materia orgánica más antigua que la humanidad ha utilizado para abonar las plantas es el estiércol de los animales, existen tratados desde hace 400 años antes de Cristo.
Una fuente promisoria para obtener nutrientes del estiércol para los cultivares es el generado por las granjas de: Cerdos, conejos y aves. En el Instituto San Andres, aprovechamos el estiércol generado en las granjas para mezclarla en cámaras o fosas en el suelo con capas de biomasa vegetal y capas de tierra, para equilibrar el nitrógeno con el carbono y evitar los malos olores.
El estiércol, como toda materia orgánica, aporta al suelo estructura, capacidad de retención de agua y nutrientes y las unidades fertilizantes liberadas cuando este se mineraliza.
Además contribuye a que los microorganismos del suelo mantengan una población aceptable (Un suelo sin vida microbiana es un suelo muerto). 
Sin importar que sean frutales, ornamentales o forestales. Sabemos que los macro nutrientes de las plantas que obtienen del suelo son el nitrógeno, fósforo y potasio, pero además las plantas requieren de una amplia variedad de micronutrientes. Es en función de este hecho que al aprovechar la biomasa generadas por los vegetales es una excelente alternativa, especialmente que sabemos que todo lo que consume una planta en su vida, lo devuelve al descomponerse y que puede ser aprovechado por las plantas vivas o sea nuestros jardines o cultivares. Toda la biomasa de las hojas de los árboles, del corte de la grama, los vegetales sobrantes de la cocina como las verduras, ramas y troncos generados en la poda, las frutas y especialmente las cáscaras de las frutas o semillas entre otros promisorios fuentes de insumos que pueden ser aprovechados como una solución al proceso de fertilización  de nuestras plantas; especialmente del jardín, del huerto casero o del jardín comestible.
Técnicamente a esta práctica se le llama compostaje; el cual es el proceso biológico aeróbico, mediante el cual los microorganismos actúan sobre la materia biodegradable, convirtiéndola en abono excelente para la agricultura. El compost es un nutriente que mejora la estructura del suelo y ayuda a la absorción de agua y nutrientes para las plantas.
Si consideramos el caso de cada casa solo basta separar los componentes de la basura y lo uniríamos  a la biomasa generada en el jardín y echarla en capas en una cámara u hoyo en una esquina del jardín, del cual se obtendrá el fertilizante para las plantas; como la transformación no es instantánea, es conveniente, hacer dos o tres huecos o cámaras, para aprovecharlas  a diferentes épocas o sea mientras dura la transformación en una cámara, se está cosechando el material de las otras.
Las propiedades sobresalientes del compost; tenemos: Mejorar las propiedades físicas del suelo. La materia orgánica favorece la estabilidad de la estructura de los agregados  del suelo agrícola, reduce la densidad  aparente, aumenta la porosidad y permeabilidad y aumente su capacidad de retención de agua en el suelo. Se obtienen suelos más esponjosos y con mayor vida.
Mejora las propiedades químicas. Aumenta el contenido en macronutrientes NPK y micronutrientes, la capacidad de intercambio catiónico ( C.I.C ) y es fuentes y almacén de nutrientes para los cultivos.
Mejora la actividad biológica del suelo.
Actúa como soporte y alimento de microorganismos ya que viven a expensas del humus y contribuyen a su mineralización.
La población microbiana es un indicador de la fertilidad del suelo.
En general, el aprovechar como fertilizante los desperdicios caseros  biodegradables, generarían directamente enormes beneficios económicas y ambientales, además estaríamos sembrando una cultura de sostenibilidad ecológica y evitaríamos directamente la problemática de la contaminación ambiental y disminuiríamos los conflictos que surgen en los emblemáticos rellenos sanitarios ó basureros colectivos.







Ing. Mariano Villatoro