La erosión
es considerada “El cáncer de la tierra”. En El Salvador, podemos afirmar que lo
que más exportamos es la tierra fértil hacia el mar.
Especialmente
por descuidar el control de la erosión. La erosión puede ser hidráulica
(causada por el agua), eólica (causada por el viento), intemperismo (causada por
el sol). En nuestro medio la de mayor impacto es la causada por el agua lluvia
y sabiendo que los árboles son los canales naturales que tiene el agua lluvia
para infiltrarse al subsuelo. Por lo tanto todos somos responsables de este
problema y a la vez todos podemos ser parte de la solución sembrando árboles y
plantas cubre suelo. Entre los arboles recomendados para detener la erosión más
eficientemente tenemos: el árbol de fuego; el volador con sus contrafuertes es
apropiado hasta en los terrenos con grandes pendientes, el chaquiro, el nim, el
cerezo, el quebracho que en la actualidad es el máximo bastión contra la erosión
en los cerros de Morazán y como una leguminosa también es fijador de nitrógeno
para otros cultivares y altamente recomendado para bosques, energético por su
gran capacidad calorífica, el madrecacao, el ficus benjamina, ficus retucsa, el
ficus elástica o palo de hule, el jiote, el marañón, el arrayan, el papaturro,
la butea, la Leucaena, el carreto, la llama del bosque, Cortez negro, el caoba,
el Brazil, Maquilishuat, el mamoncillo, mangos, guachipilín, copalchio, el
morro, el pepeto, el achiote, guayabo, nance, el magnolio, aceituno, moringa,
chaya, pino; entre otros bondadosos árboles que son nuestro bien común y
recordemos que los árboles son las máquinas de hacer oxígeno, reservorio de
carbono, fuente energética (leña), generador de muchos alimentos, maderas,
medicina, paisajes, microclimas agradables entre otra infinidad de beneficios
que todo árbol nos brinda. También podemos aprovechar los cubre suelos o
plantitas decorativas como el Arachi pintoi o maní forrajero, el centavito, la
grama, el vetiver, en resumen es fácil ser parte de la solución y lograr
infinidad de beneficios personales y colectivamente
Ing. Mariano
Villatoro