lunes, 8 de enero de 2018

Bondades del Maquilishuat y de la Flora Autóctona






Siempre existen grandes tesoros a la vista, pero que muchos no pueden ver y uno de ellos es lo promisorio de la flora autóctona que fomenta un círculo virtuoso.
Una de las mayores riquezas que la naturaleza nos brinda a los salvadoreños es la biodiversidad existente en el trópico y especialmente las múltiples especies de la flora consideradas como autóctonas. Las cuales solo esperan que las apreciemos, manejemos y multipliquemos en función de nuestra creatividad y necesidad. En la actualidad que esta agarrando auge el concepto de ecoturismo y la facilidad de divulgación planetaria a través de la Internet, es fácil establecer  nichos económicos  desarrollando proyectos eco turísticos en función de la flora autóctona, que además de convertirse en un atractivo para turistas del primer mundo es bondadosamente fácil de manejar, pues las especies autóctonas son propias de estas regiones y de mayor capacidad de sobrevivencia en las diferentes situaciones de tierra, topografía y clima, a diferencia de las especies exóticas o traídas de otras regiones que con un pequeño desbalance de precipitación anual o temperatura mueren como el caso del eucalipto de glupta. 
Ahora bien las bondades de la flora autóctona nos permite establecer estampas propias de nuestra naturaleza tropical, con la garantía  de retornar la fauna silvestre a nuestros ambientes autóctonos de la vida más allá de la ciudad. Entre estas bondadosas especies tenemos: el Maquilishuat (Árbol Nacional) que actualmente está cubierto de su espectacular floración que con justificada razón nos llena de orgullo y junto con el cortez generan un paisaje que nada tenemos que envidiarle a otros países o sea es una vía para admirar a Dios por su creación , la leucaena, el conacaste, el paterno, el pepeto, el marañón, el nance, el aceituno, la plumería, el manzano rosa, la guayaba, el arrayán, el volador, el palo colorado, el copinol, el carreto, el guanabo, el bario, el nacaspilo entre otras infinidad de especies autóctonas o que por su adaptabilidad excelente a nuestro medio o sea Mesoamérica son bastiones para cultivarlas en forma decorativa que atraerán a los turistas extranjeros del primer mundo para apreciar las estampas de flora, fauna y costumbres inmersos en el ambiente mesoamericano. Solo basta plantar adecuadamente sectores de un pequeño terreno con senderos funcionalmente  conectados con pequeñas  glorietas y bordeados  de heliconias, helechos, de chaya, quina, quequeisque  entre otras bondadosas especies autóctonas que brindan belleza, alimento, maderas, floraciones y follajes únicos, además de brindarnos oxigeno, filtración del agua lluvia al subsuelo, absorción de carbono y evitar en general el recalentamiento del planeta. Pero aun mas importante es que la ejecución de estos proyectos en terrenos aparentemente inservibles  se puede convertir en una  floreciente fuente de ingresos y para muchos es fabricar su propia jubilación en armonía con la naturaleza y la existencialidad  del planeta y si comienza con plantas autóctonas el éxito está asegurado y paulatinamente puede incorporarle plantas exóticas que el sistema exija para darle un toque universal al sistema de sitios trascendentes  o referentes en el país  y la región mesoamericana.
Si se siembran las fuentes de alimentos de las aves  ellas regresaran y se multiplicaran  en su granja  o finca ecológica, las bromelias y las orquídeas se multiplicaran en los quebrachos, ceibas, morros o carretos; el tepezcuintle se encontrara  con sus manjares si encuentra semillas de matasano, ojushte y así sucesivamente todos los actores de la fauna y flora autóctona se multiplicaran y usted se sentirá realizado. No lo dude!!!





Ing. Mariano Villatoro